Aisha Vargas

Aisha Vargas, lujanense por adopcion, que en 2009 se consagró campeona sudamericana de levantamiento de pesas y posee el record historico en su categoria, hoy es coordinadora del gimnasio Greenfield.

De Mendoza y con 21 años, arribo a Buenos Aires en 2003 a trabajar “cama adentro” en un geriatrico en Bella Vista. Como actividad en sus ratos libres, Aisha se anotó en un gimnasio para matar el stress y bajar un poco de peso porque tenia complejo de gordura. Era gordita, manifiesta.

Ya en el 2005, Aisha comenzo en un gimnasio dedicado al levantamiento de pesas. "Descubri que me gustaba entrenar y competir, me sentia muy comoda. Sentia una fuerza natural y a los tres meses de empezar el gimnasio ya estaba compitiendo", revela. Y sin darse cuenta, la deportista gano una seguidilla de torneos y se entusiasmó. "Como toda la vida trabaje en el campo, el entrenamiento no me costo nada. Trabajaba en una finca mendocina. Recogia papas, cebolla y pisaba uvas."

Aisha se vio tan comprometida y con tanta capacidad, que fue por más y al poco tiempo se volcó al fisicoculturismo. Tenia buena genetica y queria seguir bajando de peso. En ese camino, la deportista realizó una dieta para bajar 30 kilos. "Para levantar pesas no les importaba mi alimentacion, basta que yo tuviese la fuerza para hacerlo. Pero en esta disciplina me dedique de lleno a entrenarme y a prepararme con una correcta alimentación".

"Siempre me gusto ver en las revistas chicas musculosas pero nunca pense que yo, siendo tan gordita iba a llegar a lograr eso", confiesa.

El 2009 fue el año de su consagracion. En su categoria, logro superar el record de 142 kilos que permanecia vigente por mas de doce años. Aisha levanto 145 kilos y logro un nuevo record historico en la competencia de la Asociacion Abolpo. "En realidad tire 155(kilos), pero justo cuando venia subiendo la barra la roce contra el calzador". Muy feliz, Aisha recuerda que cuando comenzo levantaba 42 kilos contando la barra olímpica y sostiene que con voluntad y esfuerzo se logra.

-¿Cómo y cuándo llegaste a Luján?

- Llegué a Luján en 2007 porque el mismo chico que conocí en los torneos de potencia me invitó a trabajar con él en su gimnasio en Rawson y Pellegrini, donde estuve un año.

-Y te quedaste a vivir…

-Si, me quedé. Estuve en el gimnasio de las 8 a las 22 todos los días y me fue muy difícil conocer gente fuera del ámbito, pero como Luján me gustó y siempre disfruté poder enseñar lo que uno sabe decidí quedarme. Ahí me fui al gimnasio de Greenfield (Italia 1333) y hoy lo estoy coordinando. Por suerte mucha gente me siguió en este nuevo emprendimiento y, por suerte, mucha gente se va sumando.

-¿Qué rol cumple el entrenador en el desenvolvimiento del deportista?

-El entrenador cumple un rol muy importante porque, en el caso del fisicoculturismo estamos mucho a dieta y no sabemos como estamos físicamente nos vemos flacos, no sabemos si estamos bien, si estamos mal. Y por ahí estamos en nuestro mejor momento.

-¿Cómo es el tema de tus gastos para las competencias?¿ Tenés sponsors?

-La verdad se gasta mucho en el entrenamiento, más que nada en las comidas. Me cuesta mucho conseguir sponsors y eso que he buscado, que me he movido. Para ir al sudamericano fui a la municipalidad pero como era fin de año me dijeron que ya estaba todo cerrado. Inscripción, viaje y estadía llevan mucha plata. Estoy tratando de conectarme con gente para que me ayude en el sudamericano de Venezuela, con lo que pueda. Con gente que le gusta el deporte, que lo apoya.

-Por curiosidad… ¿Cómo tomó tu familia semejante cambio?

Mi familia cuando me vio no lo podía creer. Les chocó un poco al principio, pero prefieren que haga esta vida, que me hace feliz y no otra. Ahora cuando vuelvo a Mendoza mi familia me cuida, me prepara la comida de mi dieta, sin excesos. Al principio me cargaban que parecía un varón, ahora mi hermano más chico pega en sus cuadernos mis fotos y se las muestra a la profesora, tiene adoración. Mi hermano más grande se enojó y no me habla. Mi papá me pone de ejemplo y me valora mucho. Él dice que lucha contra el cigarrillo y no lo puede dejar y me ve a mí con una fuerza de voluntad terrible en el cuidado con mis comidas.

-¿Te sentís discriminada?

- Todo el tiempo. La gente me mira raro por la tonificación de mis músculos. Pero yo me siento muy orgullosa de lo que hago. Pensá que hay obesos que me discriminan, me miran raro y no se dan cuenta que su salud está en riesgo. La mía no. A ellos no les gusta la gimnasia. Más allá de lo estético la salud está en juego. Es una lástima que la gente te mire de mala manera y no se fije en si uno está bien o no.

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